Joanmarti Blog's, impresiones e ideas

Aviso que esto no va de política o de contrapolítica, como casi siempre, si no de ciencia ficción real como la vida misma.

Ando conmocionado por la cosa. Es la noticia del proyecto LEVAN que tengo aquí, en el link guardado en evernote para rumiarlo con calma. Aunque la web está en inglés, puede verse de qué va la cosa pinchando en la noticia sobre el LEVAN aparecida en la RT. O sea, que ya está aquí el suceso de la “singularidad” que transformará nuestras vidas.

Es una noticia/dato en tiempo real que evidencia un cambio revolucionario de paradigma: el inicio de la singularidad tecnológica como punto de inflexión en la historia de la humanidad que vienen teorizando Ray Kurzweil y otros, con implicaciones que alterarán la vida de la humanidad y dan para echarse a temblar (o no, según las expectativas y la fe en la especie humana que tenga uno).

El proyecto LEVAN, en sustancia se trata de la puesta en marcha de un sistema informático en el que una compilación de software con un algoritmo determinado auto aprende de forma autoconsciente ideas y conceptos que retroalimentan su «consciencia» y posterior desarrollo autoconsciente. Mutatis mutandis, es la misma idea/concepto que se ha desarrollado y demostrado empíricamente viable en el origen y desarrollo de la vida humana (De hecho, si no fuera así, yo no estaría escribiendo esto ni tú lo estarías leyendo, y no habríamos pasado de ameba vulgaris del precámbrico). Es el mismo proceso de autoreplicación que subyace en el genoma humano. De hecho, o yo ando desenfocado y exagero, -lo cual no sería descartable- o estamos ante un hito revolucionario en la historia de la humanidad -o de la vida en la tierra, hasta hoy solamente basada en el carbono-. Yendo al futurismo ficción, tal vez estemos ante el inicio de un MATRIX, o de la rebelión de las máquinas de la película Terminator. Creo que en unos pocos años los ciborgs, más inteligentes que nosotros y sin otra necesidad fisiológica que la alimentación de su batería de ion-litio, nos cederán el paso o nos atropellarán en los pasos de cebra y compartirán ascensor con nostros hablando del tiempo.

En el estado actual de la cuestión, sabido es que el ordenador Deep Blue de IBM ganó a Garry Kasparov en 1997 y se anuncia desde hace años que dentro  de pocos  tendremos codificada la ingeniería inversa  del  cerebro humano. El precitado Ray Kurzweil, gran gurú de la cosa y de Google, afirma que  para  el año  2029 los sistemas de inteligencia artificial  pasarán  con nota la llamada Prueba de Turing, -del científico inglés Alan Turing-, que trata de averiguar si un humano  es capaz  de diferenciar si está  escribiendo o hablando con otro humano, que incluso podría ser su suegra, o con  una  máquina.  Ciertamente, si una máquina se comporta en todos  los aspectos como inteligente, o incluso parece más inteligente que los humanos, entonces es porque es inteligente y resulta idiota negarlo por puro chouvinismo humanoide.

Así las cosas, superada en los últimos 50 años la eterna polémica sobre la definición y sustancia del cerebro y la mente, hoy ya más más filosófica que científica, ya se admite por los expertos que el cerebro fisiológico origina la mente, sea esta cosa lo que sea, por lo que, correlativamente, la creación  de cerebros digitales derivará en creación de mentes digitales. También se admite por los expertos que el cerebro, actual sustrato biológico de la mente humana, puede ser mejorado usando elementos no biológicos totalmente funcionales y más avanzados que la propia fibra cerebral.

Por mucho que nos pese, los humanos somos  simplemente tip@s máquina con un sustrato celular basado en el carbono, aunque tengamos television, discutamos con el vecino y participemos en procesos electorales. Lo importante, pues, no es el sustrato, biológico o no, sino la mente, el sistema sensorial y de pensamiento, y estas mentes artificiales aumentadas que se anuncian gracias a las nuevas tecnologías, resultan altamente competitivas y superarán a las actuales mentes humanas no mejoradas en cuestión de unos años. Aunque produzca vértigo imaginarlo, llegará el día en que las inteligencias artificiales tendrán conciencia, libre albedrío  y hasta  identidad  propia, llegando a ser fans de un equipo de futbol.

Dijo el pionero de la inteligencia artificial, Marvin Minsky del MIT, que el cerebro  humano es la estructura más compleja del universo conocido. Y el caso es que, mientras aparece algún extraterrestre con un cerebro más avanzado que el nuestro, como preven muchos teóricos de SETI (búsqueda de intelegencia extraterrestre e inglés), resulta admitido por todos que el cerebro humano es la estructura más compleja conocida, estando los expertos en la carrera por imitarlo,  simularlo  y superarlo con  ingeniería inversa gracias a los avances científicos y las tecnologías exponenciales, patrones de reconocimiento, etc. El otro día salía en los colectores de noticias como habían puesto un robot en el consejo de administración de una empresa japonesa, con eficiencia notable, ya que ni pide parar para ir al servicio ni mucho menos reclama aumento de sueldo.

La cosa es compleja, desde luego, ya que el cerebro, así, en rama y a peso, agrupa cien mil  millones de neuronas  interconectadas mediante trillones de sinapsis, pero a él se llegó paso a paso en unos cuantos millones de años, resultando que de una inteligencia menor se llega a evolucionar hacia una inteligencia mayor (aunque ello no sea aplicable a políticos y gobernantes) y nosotros somos la prueba de que así es.  Hace millones  de años que los humanos venimos evolucionando del ancestro primate menos inteligente al actual ciudadano sofá pagador de impuestos, y nuestros abuelos simios a su vez venían de otros mamíferos primitivos aún menos inteligentes. La diferencia es que, hasta  ahora, nuestros cerebros biológicos (salvo error u omisión y dejando a salvo la duda y la teoría del DI) han  sido el resultado de la evolución biológica al azar, con la selección por los resultados, tanto existosos como fallidos, pero en el futuro,  los cerebros  digitales serán  diseñados y producidos en cadenas de montaje sin depender del resultado  fortuito  de la evolución biológica; serán creaciones inteligentes de nuestra capacidad tecnológica. En ello andan actualmente el Proyecto  Cerebro  Humano, financiado   por la Unión Europea  y dirigido  por el científico  surafricano   Henry  Makram  desde  la Escuela  Politécnica Federal de Lausana, en él se quiere simular  el cerebro  con supercomputadores para reproducir el cerebro humano, y por otro lado está el proyecto norteamericano BRAIN del ínclito Obama para mapear el sistema neuronal, basándose y en concexión con el Proyecto Genoma Humano (el cómo en esto el tipo es tan proactivo en favor de la Humanidad mientras en lo otro se dedica a aniquilar a iraquies, libios y sirios, es cosa de sesuda reflexión).

No pasa un día  sin que aparezcan nuevas noticias de desarrollo de inteligencia ciborg. Véase ésta que refiere como han conseguido un Terminator biónico autoreplicante creando nuevas partículas biónicas a base de mezclar semiconductores inorgánicos con proteínas orgánicas, lo que evidencia que la simbiosis orgánico/inorgánico ya está en marcha y mejor entenderlo que salir corriendo.

Y por si alguien cree que exagero, señalo como hace unos días el mismo Stephen Hawking y otros científicos, horrorizados, han comenzado a comprender la dimensión del «problema», reivindicando la supervivencia de la especie humana.

En fin, que tal vez este post resulte premonitorio, acaso una inocente profecía a lo Nostradamus provinciano de andar por casa, pero no es descartable que allá por el 2030 veamos como el presidente de mesa electoral dice: xz9031, registrado en el censo, ciudadano ciborg xz9031 ha votado.. Pues eso.

Y, ya puestos a divagar, a quién votarán estos mantas? A quien les garantice mejor acabado o más teraflops de memoria?. Como decía mi amigo V. Todolí, recogiendo la sapiencia popular de Palmera, «Poc viurà el qui no ho vorà…»

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