Ocioso darse a dios, al diablo, al asombro y a los aspavientos. Ni en los sueños de la razón de Quevedo..
Desvergüenza, robo y partidas de fascinerosos malencarados con maquillaje televisivo que dejarían como hermanita de la caridad a Billy el Niño o Luis Candelas..
Nuestra imaginación más calenturienta sobre gánsters, ladrones y mafiosos se veía desbordada. El soborno para conseguir subvenciones, contratas y obras públicas, era «normal»; el comprar a los partidos «democráticos» para conseguir influencias también; el cobrar sueldos mareantes en negro también.. Cada noche una bandada de pajarracos en varios canales televisivos -servicio público- nos explicaban que todo eso era normal, dijera lo que dijera el código penal..
Desde la 2ª Guerra Mundial, las élites del dinero y la política, que gobiernan ingentes masas de borregos, – o sea, a nos-, descubrieron el tranquillo de la cosa en la desinformación y la manipulación, dejándonos huérfanos; acaso solos, con el derecho al asombro, a la impotencia y al pataleo.
En Italia, a un anormal enfermo de estulticia se le nombraba Il Cavaglieri. En USA, un vaquero con alzeimer y un borracho escapado de alcohólicos anónimos mandaban a sus soldados y máquinmas a matar gente a millones allende sus mares y fronteras. En UK, una vieja con bragas de esparto azotaba a los mineros de Gales y acabó con el bienestar social de millones de personas. Todo por el capital, todo por la pasta. En Francia igual o similar, Francois, Hollander o Sarcozy, que más da, todos robaban y se corrompían con sus mañas.
En España, idem de idem, pero a otro nivel, más pícaro, castizo y dinerario, con otros personajes de similar calaña; Filesios y Malesios, Guerras, Cospedales, Aguirres, Bonos, Blancos, Eres y parecidos..
Ya digo que los ideológos del invento había encontrado la clave. Además, de su Alcázar, su Razón y su ABC, buenos sucedáneos del papel de wáter, habían dado con la cosa de las teles; gran invento. Y por dar, dieron sus cadenas, -espacio radioléctrico público sujeto al bien común, que nos enseñaban en el derecho administrativo-, a grupúsculos del somatén patrio, facinerosos y sinvergüenzas que nos ofrecían cada noche su «saber» de expertos en nada, sin sentido del ridículo, al tiempo que nos vendían relojes de pulsera y pastillas para la memoria. Con sus pelucones teñidos, sus maquillajes esperpénticos y su desparpajo, hacían correr cortinillas de encuestas manipuladas por debajo de su cháchara vomitiva: A quién voy a creer yo, a el presidente de mi gobierno o a un señor delincuente con papeles autógrafos y firmados, anotaciones contables rigurosas, grabaciones, sms y su declaración ante el juez? -decían sin caerles la cara, ni el peluquín, de la vergüenza-..
Pues eso, a quiénes vamos a creer? Pues evidentemente a esta panda de indigentes mentales que se cisca cada día, llueva a nieve, en la inteligencia de este pobre país de resignados impotentes sin viagra..
(1694)
Sin una ciudadania instruida y con pensamiento propio, NO hay nada que hacer, basta con echar un vistazo al barometro, la intención de voto, y con la que está cayendo, El PP volveria a ganar, el rebaño está bien domesticado.
Es vergonzoso que esta gente todavía ande libre por ahí y no esté en la carcel. Coincido con el artículista que no hay esperanza.
Siempre los pobres fueron pobres y los ricos fueron ricos. La lástima es que la gente apoye a estos chorizos.
Menudos tíos, se ríen de nosotros y en paz.