Hace un par de días apareció en Twitter la noticia de un libro de texto en el que se pregunta a los estudiantes de 1º de ESO: ¿Qué piensas de aquellos que «piratean» la música o el cine?. En el texto previo a la cuestión, se les habla de los piratas que secuestran aviones o barcos. El libro es de la editorial Anaya, empresa integrada en el grupo Hachette Livre, editorial a su vez integrada en el Grupo Lagardère que fabrica revistas, libros y aviones, civiles y militares y otras tecnologías de la guerra.
Sin entrar, por ahora, en el tema de la propiedad intelectual, el cánon digital y todo eso de amplia polémica, que dejamos para otra ocasión, si cabe comentar este esperpento pedagógico, que tiene varias lecturas. En primer lugar, demuestra la igualdad en la ecuación negocio=ideología, o el como estos jetas tienen la cara dura de manipular adoctrinando a los niños en la ideología del sistema del capital y del negocio (el suyo) imbuyéndoles su particular interés como si fuera academicismo y ciencia pura que hay que saberse para el examen. En segundo, aun pasados tantos años, trae el recuerdo de la práctica franquista en la educación en el espíritu nacional, los valores patrios, la sección femenina y el por dios por la patria y el rey, con sus catecismos, parvulitos y primeras cartillas, y demuestra que en esto de la educación, Wert y PP mediante, como dijo Groucho Marx, resulta que salimos de la nada para llegar a la miseria..
Anaya, si quería hablar de ética, usos sociales, regulación legal y todo eso, podía haber preguntado a los niños qué opinan del negocio editorial * y de los abusos en la posición de mercado del grupo Anaya; de la diferencia entre el valor (coste del producto + beneficio industrial) y el precio de venta al público, colegios y AMPAS que obtienen (componendas y mordidas mediante) con el apoyo del Ministerio de Educación y su posición oligopólica en el mercado, y el por qué la regulación legal -el código penal- hace que esa práctica empresarial sea legal y bendecida y la práctica ciudadana de compartir el conocimiento o los bienes de consumo (películas, discos, textos) previamente adquiridos por un precio cierto y pagado, sea o deba ser, según ellos, delito.. Cierto que hay editoriales y editoriales, desde luego, grandes y pequeñas, algunas de labor divulgativa y fin social admirable, pero Anaya, al igual que Santillana, Bruño, Burlington.., debería adecuarse a la realidad social, no sea que a los padres les de por dejar de comprar sus textos por consisderarlos burdos catecismos..
* El precio de los libros de texto sube este año una media de un 2,39 por ciento; ESO 2,6%, infantil 2,5%, a lo que se sumará la suspensión o disminución de ayudas públicas para su adquisición. En 2011 las familias destinaron más de 200 millones de euros para la compra de libros de texto, renovación de los libros, especialmente de ESO, de los que se vendieron 1,5 millones de ejemplares más que en 2010. Y ello concurre con la «renovación» por los nuevos planes pedagógicos. También aumentaron las ventas de material para educación infantil por el incremento del número de alumnos. (Datos del Estudio de Comercio Interior del Libro 2011, de la Federación de Gremios de Editores de España). Añadamos que según dice ANELE (la Asociación de Editores) los precios están sujetos a dos regímenes distintos: el de tipo «fijo o único», que determina el editor para los textos de niveles no obligatorios (infantil, bachillerato y FP), y el «libre» y variable, que decide el establecimiento de venta al consumidor final para las enseñanzas obligatorias (primaria y ESO), que para el curso próximo se han editado 42.906 títulos..
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Anaya es una editorial muy corrupta. No hay sello editorial que se salve. Para trabajar allí hay que ser un corderito, ver, oir y callar.
Los mejores se acaban yendo, o los acaban echando…