La obsolescencia programada es una feliz idea que “descubrió” el “sistema” hace ya años, y desde entonces los productos, por los que pagamos y para cuya adquisición pasamos la vida trabajando de sol a sol y entrada la noche, comenzaron a durar menos, cada vez menos. En esencia, la idea atiende y “soluciona” en su organización la crisis de sobreproducción, esto es, cuando el sistema industrial y económico, para mantenerse, ha de seguir produciendo y produciendo, en una cadena sin fin, aún a costa de los intereses de los ciudadanos –que, aunque pudiera parecer concepto difuso, somos nosotros en nuestra desgracia y magra economía doméstica- y del planeta. En una época, allá por los albores del siglo XIX, una lavadora o un frigorífico duraban años y años, al igual que ciertas prendas de vestir y herramientas de producción, pero alguien se dio cuenta del “problema” que ello significaba y la industria decidió, como política económica eficiente y más lucrativa, acortar la vida de sus productos; idea alumbrada al alimón con la no menos feliz del marketing de la reposición; brillante filosofía, digo, sincronizada con la línea de gestión bancaria de créditos fáciles al consumo. La lógica encarnaba, por fin, la simbiosis banco/empresa industrial; empresas industriales participadas por bancos.. y todos a adorar al altísimo, al santo mercado, principio y fin de nuestra civilización occidental. Más allá de la ingenuidad de adam smith, david ricardo y stuart mill, ya el mismo marx (no groucho) y keynes, listos ambos, cayeron en la cuenta del asunto, y, cada uno en su época y con más o menos intución o puro empirismo, escribieron algo sobre el particular. El resultado práctico del “invento”, años ha, no es otro que la esclavización del individuo-trabajador-consumidor; consume y trabaja para consumir ha hasta morir, jodío! Y, por supuesto, la explotación hasta la extinción de los recursos de la Tierra, enorme señora con forma de bola, con residuos industriales que destruyen el ecosistema, y, como se dice, el último que venga que cierre la puerta! Luego, con la misma habilidad que les caracteriza, los mismos gestores del invento, se marcaron la ilusión publicitada de los modernos ecoparcs, depuradoras de sólidos y otros inventos, igualmente rentables en lo político, y mayormente en lo económico, para administraciones, empresas, conseguidores y comisionistas.. Las “alternativas” de productos sólidos o ingenios duraderos, cuando las hubo, como la bombilla que dura 100 años sin que se le rompa el hilillo, fueron sistemáticamente anuladas mediante la “compra” de su patente para no fabricarlas por las empresas que dominan el sector, a pesar de que se sabe, -en este caso y por ejemplo-, que la misma emite un 70% menos de CO2 a la atmósfera y ahorra en consumo un 92% sobre las normales y un 68,42% respecto a las de bajo consumo, y a pesar de que el consumo de electricidad se lleva siete millones de megavatios, según dicen expertos y estudiosos, justo la producción de varias centrales nucleares, tirando a la basura el ahorro posible de 20 mil millones de euros al año. Eso, ya digo, por coger el caso de la bombilla eléctrica. En general, ningún fabricante tiene interés en utilizar componentes electrónicos y materiales duraderos, y mucho menos en usar con eficiencia las materias primas que se expolian en territorios del tercer mundo a precios de saldo; lo suyo es diseñar y mantener con sus parlamentos, políticos y lobbies, sus leyes, decretos y órdenes ministeriales, para que ruja a pleno rendimiento el sistema de “comprar, usar y tirar”, lo que –dicen- mantiene la dinámica económica del “crecimiento ergo empleo”, problema que, como dije al principio, ya dieron en intuir el barbudo marx y el atildado keynes. En lo que respecta al consumidor, agente-sujeto-idiota, la publicidad y el merchandising hacen el resto. Ipads, pcs, smartphones, teles led, aspiradoras, coches, motos, cafeteras domésticas y otras yerbas y gadgets de diversa naturaleza, se comercializan para usar y tirar, para durar menos que el célebre caramelo a la puerta del colegio, bajo la ilusión/hipnosis colectiva de que nadie que se crea alguien importante en esto del rol social puede quedarse “out let”, ya que nadie que no sea un infeliz fracasado se privará, por ejemplo, de cambiar el coche cada 3 o 4 años, aunque para ello haya de matarse a trabajar o someter a la familia al régimen diario de fideos caldosos o arroz blanco.. Pues eso, obsolescencia programada y consumo/trabajo/consumo; un bucle de irracionalidad que lucra a unos cuantos jetas y destruye el ludismo y la felicidad humana en su conjunto, el ecosistema y el planeta que anda ya peor que el piececillo de froilán marichalar..
Ahí va un video sobre el asunto más explicativo por eso de que la imágen vale más que mil palabras.. Salud.
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Tratamos de este tema en mi clase de espanol. Vimos ese documental y leimos las ides propuestas de London, quien empezó todo. ¿De qué crees que los paises industrializados deben donar sus productos viejos a paises del tercer mundo para poder producir más y avanzar al mundo entero?
Uno de los mas notables video-games de su apartado, aunque
le muestra falta de algo