España, España, mi Milana bonita…
Tras la herencia espiritual de Indíbil y Mandonio, Viriato, Don Pelayo, el Cid y el mismísimo Caudillo, emergen en aquelarre satánico y se toman esa foto selfie tamaño familiar. La foto de por sí libera de más comentarios. Y por eso y por la hora que es y el sueño que tengo, ahorro las descripciones, vida y milagros de éstos, ya que vienen aquí con más detalle en el Público; post que recomiendo encarecidamente leer, aunque sea lo último que haga uno antes de que el caos, la hecatombe y las diez plagas de Egipto se apoderen de España el próximo domingo. La foto familiar y el artículo permiten ver un fresco actual de la intelectualidad liberal de toda la vida -dicen ellos-, o sea los progresos y deriva hacia la caradura de estos «demócratas» de siempre, unidos ahora en la idea de negar el derecho de los desagradecidos catalanes a decidir su futuro. Ninguno de ellos acepta el derecho de los catalanes a pedir el divorcio -aunque la mayoría de los fotografiados son divorciados o casados en segundas o terceras nupcias y hasta puteros irredentos-, por eso de que lo que Dios ha unido que no lo separe el 27S. Llevan en el alma la esencia del fascio, de Hitler en el temperamento y de Maquiavelo en la teoría: el individuo, ser social, ha de estar manipulado y controlado por el Estado de todas todas, porque la unidad de España, los reyes, el capitalismo, las multinacionales, la corrupción, y ellos mismos como tribunos sociales o mediáticos, élite pedorra del pensamiento de chichi y nabo en sus púlpitos, vienen directamente de Dios, como en la Edad Media, y no hay que dejarle elegir a la gente para que no se haga daño, como un niño con las tijeras; ya eligen ellos, esperpénticos jacobinos ilustrados de poca monta. En ausencia de guillotina, estos espantajos que usan y abusan del papel couché, son Robespierres del tres al cuarto, de púlpito, tertulia y manifiesto social-mediático que pasaron del liberalismo al neofascismo sin solución de continuidad, sin afeitarse siquiera ni darse una ducha.
Para estos opinadores, «periodistas», escritores y etc., luminarias de la luz mediática, España es suya, sólo suya, con exclusión de los restantes tipos que habitamos la piel de toro en Valencia, Murcia o Alpedrete… y por eso se erigen en defensores y amenazan a los catalanes en nuestro nombre desde su tribuna.
Pero no en mi nombre, ché, no en mi nombre, jodíos!! Porque, no siendo yo especialmente independentista, si soy, no obstante, decididamente demócrata y defensor del derecho de cualquier ciudadano a decidir con quien quiere estar asociado, sea en un matrimonio, un portal de escalera o en una cosa que se llama Estado, y a eso se le llama libertad, pero a estos del selfie el derecho a la libertad de los otros les produce franca repugnancia; al fin y al cabo ellos son los ilustrados y los otros, los millones de ciudadanos catalanes, la chusma plebeya descarriada que no sabe lo que vota…
Las tribus, las patrias, los estados, las naciones y las disputas entre los colectivos territoriales son consustanciales a la historia y a la especie humana como el acné juvenil, y en esta contingencia histórica, por supuesto que los catalanes deben tener la posibilidad legal de ejercer su derecho a decidir, y a partir de ahí, que unos promuevan la independencia y otros la integración, asociación o cualquier otra fórmula, y los ciudadanos voten lo que quieran, ejerciendo su legítimo derecho, y eso es justamente lo que niegan estos mastuerzos de la foto.
Y el caso es que parecen los santos inocentes: Milana bonita, milana bonita…, pero estos son los menos inocentes, los que han pillao cacho y defienden su status quo…
Que Dios (el suyo) nos pille confesados!!
Qué chungo se está poniendo esto.
(1387)
A Boadella y Savater los salvo de la quema. Son dos tíos cojonudos. Los demás son los de siempre. Eso sí, falta una foto con las momias de más allá del Ebro. Y entonces el paisaje de la España cerril y suicida de Goya estaría completo. A mí, personalmente, como a la mayoría de los españoles, poco me va a cambiar la vida si Cataluña se independiza mañana o pasado mañana. Hace tiempo que dejé de tomarme la vida en serio. Después de todo, nunca saldremos vivos de ella. Lo mismo puedo decir de la política.