Aunque nuestras teles y periódicos no lo cuentan ni celebran, hoy hace 15 años del inicio del genocidio de la OTAN en Yugoslavia. La OTAN, gran defensora de los derechos humanos como es sabido, durante 78 días, entre el 24 de marzo y el 10 de junio de 1999, lanzó 2.300 misiles contra 990 objetivos y 14.000 bombas sobre el territorio de Yugoslavia, reduciendo el territorio y sus estructuras y servicios a la edad media. Arrasó puentes, hospitales, colegios, carreteras y masacró impunemente a miles de personas, civiles o militares, -los estudios menos discutidos hablan de unas 12 mil-, a unos matándolos o hiriéndolos directamente y a otros privándolos de su calidad de vida por muchos años. Dicen los estudios que Belgrado, la capital de Serbia, fue bombardeada 212 veces…
No existía ningún conflicto entre la OTAN o sus paises miembros con Yugoslavia, sólo la necesidad chulesca del matón de barrio de demostrar quien mandaba, lo que concurrió además con la despreocupación en el asunto de Rusia y China por el vacío de equilibrio en el poder internacional en aquella época.
Así, sin más justificación real que demostrar quien manda y probar y usar y consumir su maquinaria militar y artefactos de la muerte para beneficio de los constructores militares, contando con el delirante argumento orquestado por el falsimedio «por razones humanitarias contra el genocidio en Kosovo», se practicó un genocidio mayor y con total impunidad. Obvio es que el asunto étnico y los conflictos entre los pueblos de Yugoslavia tenía solución pacífica y negociada, y de hecho llevaban décadas conviviendo juntos y en paz, pero este ramillete de criminales (Clinton, Solana, Blair, Chirac, Schröder…) cuyas fotos pongo para no darles la espalda si nos los encontramos en el metro con poca luz, decidieron el horror que vino después. El argumento real fue verbalizado por la misma vieja zorra de infausta memoria, Madeleine Albright, Secretaria de los USA, era prosaico y concluyente: «¿Para qué nos sirve tener el mejor ejército si no podemos usarlo?». Y con ese bagaje moral los psicóptas se lanzaron a guerrear, lanzaron su tecnología militar, sus aviones, bombas y metralla contra un estado y una colectividad humana. Obvio es decir que el ataque era ilegal, que no contaba con la autorización de Naciones Unidas y fué una violación de todo el derecho internacional conocido hasta entonces, pero el poder siempre estira el Derecho hasta hacerlo torcido…
En aquella época era el secretario general de la OTAN el tal Javier Solana Madariaga, en su juventud socialista de pro -véase la primera foto, cantando la Internacional o el poron pom pero, con el puño y sin la rosa-, hombre/camaleón con franca repugnancia a cualquier ideología que no sea su peculio y rol personal. Lo frustrante es que estos genocidas se morirán en la cama, rodeados de medallas, premios carlo magno y similares, y nunca habrán de comparecer ante un tribunal penal para dar cuenta de dus fechorías, aunque tal vez lo hagan en el infierno cuando hayan de encararse con esos miles de yugolsavos inocentes a los que quitaron la vida, pero eso es otra historia, cosa de fe, ya digo.
Aquí un video con entrevistas a personas que vivieron aquella masacre impune >>>
Y cómo no, la vieja canción de Dylan que define a estos orates sanguinarios…
Vengan señores de la guerra,
ustedes que fabrican todas las armas,
ustedes que fabrican mortíferos aviones,
ustedes que fabrican grandes bombas,
ustedes que se escondéis tras muros,
ustedes que se esconden tras escritorios,
sólo quiero que sepan
que veo a través de sus máscaras.
Ustedes que no han hecho nada
salvo construir para destruir,
ustedes juegan con mi mundo
como si fuera su pequeño juguete,
ustedes ponen un arma en mi mano
y se quitan de mi vista,
y giran y corren lo más lejos
cuando las balas vuelan rápidas.
Como el Judas de antaño
mienten y engañan,
una guerra mundial puede ser ganada
quieren que me crea,
pero veo a través de sus ojos
y veo a través de su cerebro
como veo a través del agua
que corre por mi desagüe
Ustedes ajustan todos los gatillos
para que otros disparen,
luego se apartan y esperan
cuando las listas de muertos aumentan,
ustedes se esconden en su mansión
mientras la sangre de los jóvenes
se escapa de sus cuerpos
y se hunde en el barro.
Ustedes han extendido el peor miedo
que jamás pueda ser gritado,
miedo a traer hijos
a este mundo,
por haber amenazado a mi hijo
nonato y sin nombre;
no valen la sangre
que corre por vuestras venas.
Cuánto sé yo
para hablar así a destiempo,
puede que digan que soy joven,
puede que digan que soy ignorante,
pero hay algo que sé,
aunque sea más joven que ustedes,
es que ni siquiera Jesús jamás
perdonará lo que hacen.
Permitirme hacerles una pregunta,
¿es tan bueno su dinero?
¿Comprará su perdón?
¿Creen que lo hará?
Me parece que descubrirán
cuando su muerte cobre su peaje,
que todo el dinero que hicieron
nunca podrá salvar su alma.
Y espero que mueran,
y que su muerte venga pronto,
seguiré su ataúd
en la pálida tarde,
y esperaré mientras son bajados
a su lecho de muerte,
y me quedaré sobre su tumba
hasta asegurarme que están muertos. (1285)
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