(A mi amigo César, el Roig, que comparte la fascinación por el personaje)
Calvin Russell decidió marcharse a los 62, tal que un 3 de abril del 2011, a causa de un cáncer de hígado. Nació en Austin y desde allí se vino a Europa con su country eléctrico, enamorando incondicionales auditorios de culto en París, Ámsterdam, Londres..
Era un out law de los buenos, de los perdedores de siempre y desde siempre, viajando con la temeridad de los sin destino. Ya desde joven trapichea con LSD y otras cosas que no recomiendan los médicos, pasando largas temporadas en la cárcel por posesión de marihuana. Conforme pasan los años, abandona la adolescencia para ejercer de vaquero, especie de forajido de la música, allá por su Austin natal, de la mano de Townes Van Zandt, de quien hereda la manera de tocar. En los ochenta se las gana como cantante de pub, con composiciones propias, y ya en los 90 se viene para Europa, grabando a toda máquina sus canciones y debutando con A crack in time (1997) que se convierte en éxito notable. Siguen una decena de discos y pasa a ser considerado autor de culto, con público rendido en varias ciudades europeas. Para unos llega a ser el Tom Waits del country, para otros el tipo peligroso que camina siempre sobre la difusa línea que serpentea la ley. Ya con muchos años y cicatrices y tatuajes en el cuerpo y en el alma, es condenado de nuevo por tráfico de cocaína, viviendo y reviviendo una y otra vez el rol del forajido fuera de la ley que cimienta su leyenda.
Lo pesqué un día al vuelo, fisgoneando por la red, y lo que escuché me encantó. Su mundo en el sonido y las letras es la zozobra de un perdedor, a veces desafiante y otras vencido por el entorno que le hace refugiarse en sus paraisos artificiales, siempre con su pinta de buhonero errante..
(2133)
Todavía no hay comentarios.
Nadie ha dejado un comentario para este post. Aun.