Joanmarti Blog's, impresiones e ideas

Vaya por delante mi amor al futbol, como practicante en su día, -sabido es lo que se perdió el PSG al no abonar mi cláusula de rescisión con la Peña de una cooperativa agrícola que nos pagaba el equipaje y el árbitro, que sólo hubiera sido un bocata de chope-, y como espectador desde entonces. Que me embelesa la geometría del espacio, el puro guardiolismo de Guardiola, Pellegrini o Del Bosque, y el ludismo de lo verde, antaño tierra o yerba con calvas y arenilla y hoy puro plástico, aunque igual de verde y bello. Que disfruto cuando veo al MU, al Bayern, al Madrid, al Barça y al Borusia de la última Champions. Y que me fascina un pase de 40 metros al pie de Xavi o Sergio Ramos, o una diablura de Messi, Isco, Neymar o Ronaldo, o la incomensurable sabiduría de Busquets, capaz de hallarle al campo el mismísimo punto G..

Dicho ésto, de vez en cuando atino a sustraerme del forofismo y ponerme a pensar un poco. Son escasos momentos de lucidez. Entonces se me aparece de golpe la mediocridad infumable de la prensa deportiva, con la memez de las noticias banales o la sorprendente estulticia de las «encuestas de futuro»: «cree Ud. que jugará Diego López o Casillas?», o el impagable Mouriño, vendedor de crecepelo y titulares a una sociedad mediática de idiotas calvos; la indigencia mental de los Del Nido, Rosell, Florentino, Joan Gaspart, Lopera, Amadeo Salvo, un sinnúmero de personajes burlescos, mayormente impresentables, incluídos jeques ricachos y palurdos que nunca las vieron tan gordas y sientan sus culos en el palco y se atiborran de langostinos en las comidas de directivas prepartido, mientras juegan con las emociones más bajas de sus aficionados, los ultrasur, los boixos nois.. Y, cómo no, el endiosamiento de chavales que a los 23 años palean 80 o 100 mil euros al mes, sin otro oficio ni beneficio que darle al balón; ágrafos de solemnidad muchas veces, y siempre con el léxico más corto que el rabo de una boina, abonados al florido lenguaje de «hombre, la verdad es que.. Bueno sí, la verdad es que..», «bueno, la verdad es que vamos a seguir trabajando para mejorar..», «la verdad es que necesitamos sentenciar..».

En esta ocasión, sin embargo, el titular y el scoop del google me ha dejado conmocionado:

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