Fue Grecia cuna de nuestra civilización occidental, país de dioses y mitos convecinos de la realidad y lo onírico en mezcla inextricable, donde la leyenda confunde la crónica de la vida civil con la fábula, a veces moral y otras disruptiva con lo convencional. Por sus mares navegó Ulises de viaje eterno y Jasón y sus argonautas obcecados con el vellocino de oro. Allí puso la historia patas arriba el genial Alejandro, unificando las ciudades estado de la vieja Grecia y de la misma cultura helenística, pero en el Egipto colonizado, nació mi adorada Hipatia de Alejandría; la primera filósofa, astrónoma, geómetra y matemática, maestra neoplatónica y primera feminista de la que cuenta los escritos, de la que siguiendo a Carl Sagan un día me enamoré perdidamente y aún no me he recuperado ni quiero recuperarme. Es Grecia, país de islas, olas, acantilados, monstruos, sirenas y héroes románticos. Es también país que antaño albergó héroes, cíclopes y forzudos.
Y de eso venimos a hablar, de como ya pasadas las leyendas, los sueños y las esperanzas en la magia de lo irreal, propias de los albores de aquella civilización que nos enseñó las cuatro reglas y los cuatro elementos constitutivos del universo, renació un esforzado héroe que cabalga en moto y ha tenido que tomar el relevo de Ulises o tal vez del mismo Leónidas defendiendo el paso de las Termópilas.
Cuentan algunos expertos -que no salen en los telediarios-, que tras su guerra civil, sus dictaduras y sus coroneles, la derecha política griega hundió al país en su economía de la rapiña, del libre mercado desregulado, de ricos y de pobres, y falseó las cuentas con su contabilidad nacional de papel para poder incorporarse a la gran familia Europa (sea eso lo que sea, que aún no se sabe bien que es) como el hermano pobre que necesita hogar y cobijo. Y que Europa admitió a Grecia al club con estatus menor, como al hijo que se le dice a las 12 en casa, sujeto al rigor de la eurozona (de la moneda euro) y, por ello, zona de la estabilidad presupuestaria austera que cuadra las cuentas como el pie en el zapato que nos viene pequeño -para que se entienda, la que no permite el déficit entre ingresos/gastos del Estado para favorecer las necesidades sociales mínimas de los ciudadanos y prefiere que pasen hambre y privaciones, donde no cabe la resdistribución social de la renta y la riqueza que exige el Estado Social mientras no se pague a los bancos lo que les debe el Estado-. Y, siguen diciendo, que tras el caos creado por la derechona con gastos superfluos, mala gestión, corrupción y préstamos a sus bancos nacionales, se generó una deuda pública gigantesca e impagable, naciendo por la misma época la leyenda urbana del descrédito insolidario de los griegos como vagos despilfarradores y aficionados a las pensiones de jubilación, ocultando que había/hay griegos ricos y griegos pobres, y que estos últimos poca responsabilidad pueden tener en lo que nunca fue suyo ni habían gestionado; la economía privada y pública del país. Y es llegados a éstas, cuando la clase política creadora de esta situación se hundió y los griegos desesperados eligieron nuevo gobierno, a ver si así mejoraba la cosa, pero llegado este momento la despensa estaba vacía y a Syriza, el nuevo gobierno de la izquierda y de los desesperados, sólo le quedaba gestionar la miseria de esa economía ya en ruina y con deuda estatal gigantesca con los bancos inversores en bonos de deuda pública, por lo que pidió benevolencia, consideración y caridad a la familia Europa. Y, siguen contando, que la cabezona Merkel y el petimetre Hollande -y mayormente sus bancos, de los que fungen como capataces- dijeron nanay, que a sus bancos no se los toca nadie, que a ellos y a su sistema le deben el poder y que con eso no se juega.
Y de ahí nace la gran tragedia griega moderna, real como la vida misma, que se sirve en cines y telediarios: una campaña mediática de buenos (Europa, la Troika, los bancos, los paises ricos y cumplidores) y malos (Grecia, los griegos que no quieren pagar y su horrible «error» de votar a quien no debieron votar, a Syriza y a Tsipras), donde se da por sabido que la «democracia» sólo es buena para los mangantes que mandan en Europa cuando el resultado es el que ellos quieren, por lo que plumillas y tertulianos a nómina, tan expertos en cuentas nacionales, bonos, masa monetaria y presupuestos como en el cultivo del tomate, croan y croan sin descanso demonizando a los griegos y a su expresión política gobernante: Syriza. La otra dimensión de esta tragedia, -y esta curiosamente no sale en los telediarios-, son las colas en los comedores sociales, los colchones y las palanganas en la calle, la pobreza extrema y los lamentos de los griegos pobres.
Es esto un intento de golpe de Estado con técnicas modernas, sin tanques pero con telediarios y con el corte de la moneda circulante que lleva a los griegos al corralito y a la desesperación? Pues parece que así es.
Pero en esas y por ahí, andaba un tal Varufakis; bestia parda de lo políticamente correcto, quien se puso a decir en Europa lo que no se podía decir y por eso a él le dió por susurrar, porque Yanis Varufakis es el hombre que hasta hace unos días susurraba a los cabestros y parece que les decía al oído que eran cleptómanos, corruptos y terroristas con el pueblo griego.
Los cabestros, en San Fermín, son los bueyes que guían la manda por la calle rumbo a la plaza, y en la mitología griega bien pudieron ser los unicornios bordes y los machos cabríos al servicio de un dios macabro, pero hoy, mutatis mutandis, son en la Europa de los bancos, mercados y comisiones, los troikos, unos elementos de armas tomar. Los troikos, esforzados legionarios del dinero, a quienes nadie ha elegido mediante elecciones en ningún país, tecnócratas, burócratas y chupatintas que guerrean por cuenta del Eurogrupo y por la estabilidad de la eurozona, -dicen-, si bien la soldada y la mordida la reciben de los lobbies, de los bancos franceses y alemanes, mayormente, que quieren cobrar el diezmo a los empobrecidos griegos, españoles, portugueses o a quien se tercie. Millones y millones de deuda pública nacional de varios paises andan en juego en poder de los bancos internacionales y de ahí la obcecación genízara de los cabestros queriendo conducir la manada a la plaza (o a la reforma del artículo 135 CE).
Pero además de susurrarles al oído esas lindezas a los cabestros, Varufakis colecciona otros pecados: Es brillante y con formación académica y profesional (reconocido intelectual y profesor, matemático, econometra y estadístico, economista, profesor y experto, Universidades de Essex y Sidney, entre otras, con centenares de trabajos publicados, asesor de organismos, etc.), que sabe más que ellos y a quien no pueden ningunear como lerdo, y además les tutea y se presenta a las reuniones sin traje, en moto, con el casco en la mano y sin escolta y encima con su horrible chupa de skay en Down Street (si al menos fuera de piel…) Un horrible iconoclasta ilustrado de los que dan auténtico miedo, tipo Correa o Monendero, por poner un ejemplo, dios nos valga y hagamos la cruz!!
Al tipo, por cierto, lo idolatran los griegos pobres
Pero es que, por último, al muy cabrón va y le da por tener principios e ideología. Principios e ideología en un ministro de Finanzas de un país europeo, dónde coño se ha visto eso? Hasta dónde vamos a llegar en esta deriva de las buenas costumbres, llegarán a mandar los mayordomos?
Y encima, tras el referendum en el que los griegos han dicho NO a los cabestros y a su manada, el tipo en su blog va y se suelta el pelo y les continua susurrando:
El referéndum del 5 de julio permanecerá en la historia como un momento único en el que una pequeña nación europea se levantó contra la esclavitud de las deudas. Como todas las luchas por los derechos democráticos, este rechazo histórico al ultimátum del Eurogrupo del 25 de junio conlleva un gran coste. Es, por tanto, esencial que el gran capital otorgado a nuestro gobierno por el espléndido voto del NO sea invertido inmediatamente en una resolución adecuada -a un acuerdo que incluya la reestructuración de la deuda, menos austeridad, redistribución en favor de los necesitados y reformas reales. Poco después de que se anunciaran los resultados del referéndum, se puso en mi conocimiento una cierta preferencia de algunos participantes del Eurogrupo, y seleccionados ‘miembros’, respecto a mi… ‘ausencia’ de sus reuniones; una idea que el primer ministro juzgó que podría ser potencialmente útil para él a la hora de alcanzar un acuerdo. Por esta razón dejo el ministerio de Finanzas hoy. Considero mi deber ayudar a Alexis Tsipras a explotar, como el crea conveniente, el capital el que los griegos nos han concedido mediante el referéndum de ayer. Y llevaré el odio de los acreedores con orgullo. Nosotros los de la Izquierda sabemos cómo actuar colectivamente sin importarnos los privilegios del cargo. Apoyaré totalmente al primer ministro Tsipras, al nuevo ministro de Finanzas y al gobierno. El esfuerzo superhumano para honrar a los valientes griegos, y el famoso OXI (NO) que han concedido a los demócratas de todo el mundo, acaba de comenzar. (De su blog personal en inglés: http://yanisvaroufakis.eu/2015/07/06/minister-no-more/#more-8433)
Dios mío, esto ya es inaguantable!! Un exministro que dice «Nosotros los de la Izquierda sabemos cómo actuar colectivamente sin importarnos los privilegios del cargo«? Su puta madre!! -dicen Merkel, Dragi, Hollande, Junker, La Garde-, cuando coño va a dejar de susurrarnos el tipo este!!?
(1954)
Vaya lección les ha dado Varoufakis ,a todos éstos plutócratas de Bruselas.Con la prepotencia que han mostrado, la lección de humildad y el desenmascaramiento de ésta chusma europea,se merece un aplauso universal. Muchos Varoufakis y Tsipras son convenientes en éste mundo lleno de hipócrtas y fariseos.Bravo Joan.
me he pillado unas zapatillas para andar muy chulas y baratas en este lugar
He probado el juego de Playstation 4 y va piruli me lo cogi muy barato en este
sitio