Esto es lo que sucedió ayer. Miles de personas, -algunos hablan de más de millón y medio-, ciudadanos que pagan sus impuestos y sufren en sus llagas la actividad de la clase política gobernante, después de varios días de marcha, desde todo el estado llegan a Madrid en la «Marcha de la Dignidad». Piden trabajo, pan, vivienda y sanidad. Vienen organizados en centenares de colectivos sociales y ciudadanos. Son jóvenes o viejos, mujeres u hombres, desempleados de muchos meses, con subsidio o sin, pensionistas, desahuciados… Esta es la realidad que conmociona el estado y su sociedad civil y que ayer se se visualizaba en las calles de Madrid >>>
Sin embargo, para la mayoría de los medios de comunicación, que se dicen de «información» y croan la bondad de su profesión cantando su abnegado servicio al ciudadano, a la libertad de información, de opinión y todo eso, aquí -como no es Venezuela ni Ucrania- esta realidad de conflicto social no existe. Sin duda hemos sido abducidos de la realidad por algún encanterio basado en la física cuántica o por algún bug de la imagen digital. Toda esta sociedad civil cabreada que se manifiesta en la calle, para estos indecentes ni está ni se le espera. Para estos golfos de la información, sólo existe el óbito televisado y por capítulos de Adolfo Suárez, la incidencia en el avión que llevaba a la reina, la autopromoción de sus programas basura y otras noticias del glamour social más anodino, y la noticia apenas ocupa unas líneas, si acaso para criminalizar el acto, «informando» de las cargas policiales contra tanto antisistema e ireverente suelto…
Véase, y celébrese con regocijo esta admirable unanimidad en las portadas de periódicos y teles; El Mundo, El País, TV1, Tele5, Antena3, La Sexta… Todos unidos en esta misma golfería, tal vez por participados por las mismas élites en sus masas accionariales y consejos de admionistración >>>
De manera que si queremos saber lo que realmente sucedió ayer en Madrid, hay que ir a lo que está fuera del control de estos golfos, a Youtube, a las redes sociales, a Menéame, a algún medio internacional como RT, o a la Tuerka TV en España, el único canal que en vivo y en directo mantuvo la información ayer llegando a unas 50 mil televidentes. Son medios de información dispersos y minoritarios, pero es prácticamente lo único que hay para poder informarse hoy día y poder sobrevivir a estos sinvergüenzas. >>>
El problema pues, ya no es sólo esta «clase política electoral», desprestigiada y corrupta en sus élites y que profesa franca repugnancia a los ciudadanos a quienes supuestamente representa en la ficción democrática, a sus problemas y necesidades más vitales, a sus emociones y a sus demandas sociales, sino estos cómplices del falsimedio nacional que, a cuenta de subvenciones, publicidad institucional y otras mordidas y corruptelas, dan cobertura de invisibilidad a la contestación social a sus infamias con tanto desparpajo y desvergüenza…
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