Sesudos articulistas y tertulianos huyen hoy despavoridos de Europa, de la Ley y de su Derecho.. 17 jueces tienen la culpa: Dean Spielmann (Luxemburgo), presidente, Guido Raimondi (Italia), Ineta Ziemele (Letonia), Mark Villiger (Liechtenstein), Isabelle Berro-Lefèvre (Mónaco), Elisabeth Steiner (Austria), George Nicolaou (Chipre), Luis López Guerra (España), Ledi Bianku (Albania), Ann Power-Forde (Irlanda), Işıl Karakaş (Turquía), Paul Lemmens (Bélgica), Paul Mahoney (Reino Unido), Aleš Pejchal (República Checa), Johannes Silvis, Países Bajos), Valeriu Griţco (República de Moldavia), Faris Vehabović (Bosnia y Herzegovina). Son eminentes catedráticos y juristas, celebrados como eminencias en sus respectivos paises y representan la última opinión de la Ley en materia de Derechos Humanos en Europa, pero hoy son objeto de la furia patria. Esos jueces son hoy los malos, y Europa, antaño apetecida y apetecible, principio y fin de las cosas que justifica nuestra miseria económica cotidiana para la integración y todo eso como fin superior, es una entidad a la que hay que aborrecer. Frente a la racionalidad del Derecho, se oponen hoy las vísceras de la venganza, sin más y sin menos. Perversos jueces europeos, ajenos e insensibles a nuestros problemas, -se dice-; perversas leyes, perversos derechos por muy humanos que sean, entonan los opinadores profesionales en sus púlpitos y cadenas de TV.
El asunto da para mucho y entronca con el derecho natural y la filosofía del derecho que estudiábamos en la carrera llegando a conclusiones abtrusas que ni siquiera cabían en las chuletas. Pero también resucita la idea del viejo Marx sobre la contingencia de las leyes; el entramado literario apoyado por la fuerza cohercitiva de jueces y policías con el que unos grupos sociales someten a otros del mismo Estado -venía a decir el economista filósofo, más allá de la exactitud de la cita-.
Para quien quiera leer la nota resumen en español, aquí está. Para quien se atreva con la sentencia en su jugo, en inglés aquí está o si le va mejor, aquí está en francés
Más que valorar la Sentencia y el suceso, -que ya se está haciendo en centenares de artículos más o menos documentados y con más o menos fuste, como digo-, resalto el curioso hecho de que la Ley, «interpretada» por la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y hasta el Tribunal Constitucional español, -como puede verse en la nota del resumen-, ha permitido la permanencia en la cárcel de la condenada, en tanto que la misma Ley, «interpretada» por el más alto Tribunal de Europa, por el supremo juez en materia de Derechos Humanos, dice que hay que excarcelarla. Cosa de maravillarse, suceso de magia y encantamiento, pues!. Así las cosas, qué más decir sobre la fiabilidad y la justicia intrínseca del Derecho.. Pues eso, poca cosa..
(998)
Todavía no hay comentarios.
Nadie ha dejado un comentario para este post. Aun.