Ocioso saturar la blogsfera para escribir un post de loa necrológica sobre Hugo Chávez cuando en estos momento se están redactando a miles en todos los continentes, brillantes, documentados y por autores relevantes (Chomsky, Navarro, Torres, Serrano..). Tiempo habrá de hacerlo, de revisitar la importancia de este hombre para América latina, o, por mejor decir, para los pobres, marginados y humillados de aquel continente. Chávez comenzó su aventura social en los cerros de Caracas, pero su soplo de liberación barrió aventando otros territorios. Y así vinieron Bolivia, Ecuador.., y Cuba, tras 40 años, ya no estaba sola.
En noviembre de 2006 pasé unas semanas en Venezuela, en Caracas, Maracay, Puerto Colombia, y por eso no me lo han podido «contar» los falsimedio que asolan las «democracias» desinformando a los ciudadanos y engañando a sus lectores; no me lo han podido contar porque yo lo viví en persona. Puede ver a Chávez aquella noche de diluvio entregándose a la gente desde el balcón de Miraflores, junto a la ministra aquella de la gorra, a los miles de «rojo rojito» que abarrotaban la explanada bajo la lluvia y la efervescencia de los cánticos por la causa social. Pude ver el amor, casi locura de adoración, de los marginados de los Cerros, Aeropuerto y Petare, que tenían en el salón de estar el póster de la virgen y el de Chávez con vigilia de lamparillas de aceite, aquellas gentes humildes que había emergido a la vida tras décadas y siglos de abandono y abusos: ahora tenían casa construída en cooperativa, luz, agua potable, médico, escuelas, universidad.. ahora tenían la dignidad del ser humano que dan las mínimas condiciones de vida que nunca habían tenido. Pude ver las dos Caracas; la de Chacao y Miranda, y sus ricachos «escuálidos» con sus chalés protegidos por alambradas y guardias privados con metralletas y la de los Cerros y Petare con sus chabolas (ranchos de lata por fuera, y por dentro de madera, que cantó Viglietti) y sus pobres que comenzaban a descubrir la esperanza. Y allí, en fin, escuché el griterío ensordecedor de miles y miles: Se queda, se queda, el comandante se queda!! o el Uh, Ah, Chávez no se va!, o aquello de los 10 millones por el buche!.
Pero nada de todo eso «contaban» aquí los falsimedio y, no pudiendo llamar dictador a quien había sido elegido más de 10 veces según los homologados cánones de la «democracia» europea, cargaban las tintas en su supuesto «populismo» y actos estrafalarios, jaleando, por cierto, el abnegado heroísmo de aquel Rey que, quinientos años después, fue de paseo a recolonizar a los pobres amerindios y se los encontró díscolos (- Por qué no te callas!? -Yo, porque represento a millones de venezolanos y a un Estado que me ha elegido.. Y por qué no te callas tú que no te ha elegido nadie?).
Tiempo habrá, ya digo, de situar la figura de Chávez en la dimensión histórica que nuestros corruptos falsimedio occidentales le han negado, pero que le reconocen millones de personas en aquel continente que se propuso liberar y en otros territorios del mundo que comprendieron la trascendencia de su propuesta social, el sueño de aquel indio lampiño que me contó la hija del Che.
Hasta siempre. Yo te ví aquella noche de diluvio de noviembre del 2006, y entonces como ahora comprendí que te quedas; que con cáncer o sin cáncer, el Comandante se queda!! en el recuerdo y en la historia..
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Hará unos tres años estuve en Caracas, allí y en directo pude comprobar (al igual que tú) cómo era este gran hombre, recuerdo con mucha ternura aquel viaje. Suscribo tus palabras y gracias por este aire fresco que transmites. Saludosss