Andaba mi madre dándome siempre la lata cuando yo era joven: no te juntes con malas compañías, que no te llevan a nada bueno. Tuviera o no razón, que eso es más opinable, -recuerda los sueños de juventud, pelos largos, Rock and Roll, Doors, Dylan, Mayo francés..-, yo, sin embargo, hacía caso omiso del consejo, y por eso me ganaba alguna torta, -la moderna pedagogía entonces aun estaba en ciernes, amigo mío-, que era la manera práctica en la que mi madre razonaba mi desvarío amiguil. El Rey parece que tiene el mismo problema y, aunque todo el mundo le advierte, él continúa a la suya, cabezón, como parece que es. Mira que se le ha visto a menudo con tipos de diverso pelaje, a veces en escapadas inconfesables, incluso una fue pillado haciéndole cosas raras a un elefante, posando luego para celebrarlo y de la foto tirando del hilo salió el ovillo.., pero él sigue a la suya.
Y ahora, resulta que tambiem salía de caza menor con estos tipos!. Y ahí les tienes a sus colegas, antaño heróicos cazadores de perdices, -animal fiero donde los haya, desde luego-, con sus pellizas y sonrientes, y ahora procesados y con fianzas pagadas para eludir el trullo. Uno de ellos -el Díaz Ferrán- incluso en el chabolo, para más señas. Pero estos amigachos del Rey eran la crem de la crem del país, los putos amos del glamour empresarial y político del Estado, vaya, si bien ahora andan caídos en desgracia, pillados con las manos en la masa, o en la perdiz de Bankia..
La foto entraña, al tiempo que una moraleja, una curiosidad. La moraleja no es moral, como podría pensarse, -la cosa moral no va con estos hombres-, sino de tipo práctico: nunca te dejes fotografiar con elefantes muertos ni con coleguillas, porque el pasado siempre vuelve y a veces resulta comprometedor y la evidencia de una foto te impide negarlo usando tu mejor sonrisa; la curiosidad es la de siempre y que a mi no me deja dormir: Si uno es el Rey de «todos» los españoles, por qué siempre andar de hapening con los mismos, con los ricachos, empresarios, millonarios, botines, matas.. en vez de meterse en una tasca con los mecánicos o jardineros jugando al mus o engulléndose un bocata de tortilla española y una caña mientras te cuentas unos chistes verdes?. Acaso los de las perdices son más españoles que los otros o es que al Rey no le gusta el mus? No sé, no sé, pero siempre queda la brisca o el tute perrero, podría probar, digo yo..
Qué bien le hubiera venido a Juan-Ca la doctrina de mi madre!!..
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¡¡Excelente reflexión!!
Saludos