Joanmarti Blog's, impresiones e ideas

Ahí les tenemos. Son el diletante calamaro de boludeces, el ñoño filofacha con el cerebro partío, el abuelo víctor que se escapó de la mina, tiró la linterna de carburo y se juró no dar golpe en lo sucesivo y el kako superventas, al que sólo escuchan sus familiares más allegados cuando canta en la ducha. Cada día con menos ingenio y ventas pero más beneficiarios del mangante principal: el llamado teddy, que «creó» algo artístico hace 40 años y, cansado de estar de rodillas, se aplicó el freeyourself y se puso a descansar por los siglos venideros. Estos mendas reivindican con jeta de cemento armado el derecho a cobrarnos impuestos, cánones y regalías como antiguos señores feudales. Ahora, pillados con las manos en la masa, pretenden que no todos somos iguales ante la ley, que el teddy es inocente y los jueces se equivocan al procesarlo úncamente por llevarse crudos 400 kilos.. Así que con el teddy hasta la muerte, peroran en majaderías delirantes, porque su solidaridad, intuición y simpatía con el personaje ha de prevalecer sobre el estado de derecho que, según parece, no se hizo para ellos.

Nosotros en el trabajo de cada día intercambiamos tiempo por dinero en un proceso repetitivo del cada día de lunes a viernes (y hasta en sábado y domingo) que nos roba salud y vida y sólo así se nos permite comer, pero estos idiotas dicen que lo suyo es diferente, que ellos son artistas excelsos con derecho peremne a cobrar una y mil veces por lo que produjeron una sola vez.  Y así nos venden la emoción de un gorgorito al tiempo que se embolsan mazo de euros cada vez que les escuchamos el mismo trino. Y, claro,  con el tiempo se endiosan y proclaman artistas excelsos, y salen en teles y revistas maquillados de glamour para vendernos también sus mediocres vidas y banalidades, para decirnos con quienes se aparean o de quienes se divorcian, cuando se casan, se van de vacaciones o adoptan o bautizan prole..

No hay solución con estos tipos porque, descubierto el chollo, no hay dios que les haga dar golpe y se empecinan en vivir de los royalties.

Habría que reeducarlos y hacerles trabajar de una vez, cada día, justo como nosotros.. (1093)

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